lunes, 20 de abril de 2015

NONGA



NONGA
Érase una vez un planeta llamado Nonga, ubicado en uno de los anillos del planeta de Saturno. En éste habitaba una especie desconocida. Estos seres eran llamados rolacos, parecidos a los humanos ya que tenían características en común, una de ellas sus cinco sentidos. Físicamente tenían la piel totalmente anaranjada con algunas manchas cafés y aunque vivían en el mismo planeta, se dividían por secciones, ya que así poseían una mayor organización.
Su forma de pensar y de actuar era totalmente diferente pues en su planeta existían cosas maravillosas. La sociedad de los rolacos no conocía los problemas, todos convivían, se respetaban y valoraban puesto que sabían que tenían que cuidar su especie, al igual que su planeta para no correr el riesgo de que éste desapareciera o se extinguiera.
Nonga era muy grande, con mares, selvas, bosques y hermosos paisajes. Poseían una hermosa diversidad de flora y fauna. Su sociedad estaba totalmente desarrollada y su tecnología era muy avanzada. Los rolacos trabajaban para el bien de su mundo día con día pero su mayor duda era si existía vida en otros planetas; ya que por medio de sus modernas tecnologías habían encontrado algunas pistas de vida más allá de sus órbitas. De vez en cuando veían pasar naves muy grandes, pero era tan rápido que no les daba tiempo examinarlas.
Un día, los rolacos terminaron de construir su nave más esperada, la cual les ayudaría a averiguar la existencia de vida es otros planetas. Los tres representantes más importantes del planeta Nonga fueron los que tomaron la iniciativa de emprender el viaje hacia nuevos mundos. A toda la sociedad se le dio a conocer el viaje planeado, los rolacos se encontraban muy entusiasmados. Los tres representantes comenzaron el viaje, sabían que iba a ser algo largo y cansado pero su curiosidad rebasaba los límites.
Conforme iban trascurriendo los días, los rolacos examinaban con detalle cada planeta que los rodeaba, en algunos encontraron mucha agua, en otros muchas montañas, pero en ninguno de ellos encontraban a nuevos seres. De repente a lo lejos observaron un pequeño punto azul, era fácil de distinguirse por el color. Poco a poco se fueron acercando a ésta y su mayor sorpresa fue encontrarse con un nuevo mundo lleno de vida, llamado tierra. Los rolacos mandaron noticias a sus ciudadanos en Nonga, al enterarse, toda la sociedad festejó.
Ellos querían tener comunicación con los nuevos seres pero lo que no sabían era que los humanos eran muy cerrados e ignoraban la existencia de vida en otros planetas que no fuera el de ellos.
Los rolacos decidieron observar al nuevo planeta, para ellos la tierra era muy bonita y atractiva ya que tenía una gran diversidad, pero conforme pasaron los días se percataron que no todo era como ellos lo imaginaban ya que existían enormes problemas, grandes desigualdades, una enorme contaminación ambiental, guerras y distintas enfermedades entre los pobladores de ésta.
Ellos se conmovieron al ver las condiciones en las que se encontraba la población y decidieron tener contacto con los humanos para ayudarlos, al realizar esto se presentaron problemas, todo resultó un fracaso.
La reacción de los seres humanos al conocerlos fue negativa, ya que se presentó miedo entre las sociedades y un gran alboroto. Los grandes gobernadores de las ciudades presentaron advertencias a los rolacos para que se alejaran de la tierra y más tarde dieron la señal para atacarlos.
Al enterarse de esto los rolacos mandaron el aviso a Nonga, un gran ejército se dirigió a la tierra, con armas para su defensa.
Los seres humanos y rolacos se enfrentaron en una gran batalla, para defender sus mundos. Finalmente los ciudadanos de Nonga resultaron ganadores. Ellos regresaron triunfantes a su planeta muy contentos pero a la vez muy decepcionados ya que a pesar de haberse encontrado con nuevos seres, éstos los rechazaron. Mientras tanto, los pobladores de la tierra se quedaron derrotados, sin cambio alguno, ya que se cerraron a los cambios y conocimientos nuevos, no quisieron solucionar sus problemas y por su soberbia  siguieron condenando su planeta a la destrucción.
Nonga siguió como siempre, siendo un planeta de completa enseñanza para los demás, nunca dejó de ser aquella sociedad unida y sin problemas que había demostrado tener valores: sobre todo la solidaridad, el respeto y la convivencia los cuales eran importantes para sobrevivir y trascender.

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