“¿EL CHICO DE MIS SUEÑOS?”
Nunca
me imaginé que consecuencias tendría el tener un chico ficticio en mi vida. Qué
tontería.
Era
una tarde común y corriente en la gran ciudad de Londres, lluviosa, como todas
las tardes. Era uno de todos esos días que me gustaban para leer mi libro
favorito.
Lo
leía solamente por el personaje principal: George.
Era
sumamente: M A R A V I L L O S O
Sólo
me lo podía imaginar en sueños, no era como el resto; no, él era distinto,
tenía todo lo que yo exigía en un chico.
Por
las noches nos imaginaba juntos, paseando por la bahía de Collinwood, comiendo
toneladas y toneladas de comida, leer admirando la lluvia caer sobre la
ventana; lo sé, es sólo un sueño. Me había quedado dormida soñando todo
aquello, soñando con que un día pudiera estar con él.
Lo
que estaba a punto de suceder era algo
totalmente fuera de sí, algo totalmente inimaginable… ¡ÉL ESTABA AHÍ!, SENTADO
EN LA ORILLA DE MI CAMA ADMIRANDO EL VIENTO CORRER.
Era
asombroso y traumático, pensé “esto debe ser un sueño”, “no puede ser real”,
pero, ¡ESTABA OCURRIENDO!
- Amm,
¿hola?- dijo él
Apenas
pudiendo mencionar palabra alguna, temblando (cosa en la cual no había notado
hasta entonces), Temiendo decir alguna estupidez, derroché algunas palabras
tartamudeando:
- H-o-l-a… ¿a-c-a-s-o e-r-e-s r-e-a-l?- sonó estúpido.
- Claro,
soy de carne y hueso, bueno, ahora. Por cierto, mi nombre es..
- No
necesitas decirlo, yo sé perfectamente cual es: Tu nombre es George Morrison,
un bello nombre por cierto- mencioné.
-¿En serio?, bueno ya
tendremos tiempo para hablar sobre eso –dijo…
-Está bien, no quería
arruinarlo con mis palabrerías y cursilerías - entonces, ¿qué quieres hacer?
- Llevame a conocer
todo.
- Ok, solo espérame
un minuto, necesito hacer algo antes – tenía que llamar a Matt, mi mejor amigo
desde que puedo recordar.
- No te tardes, no me
gusta esperar en vano – su mirada se puso en blanco.
- No tardaré mucho-
me apresuré a tomar el teléfono y llamé a Matt.
- ¡Matt!, ¡NO ME
CREERAS LO QUE PASO! ¡GEORGE, SALIO DEL LIBRO! ¡ESTA AQUÍ CONMIGO!
- Tranquilízate,
déjame ver, ¿el personaje de tu libro favorito está en nuestro mundo? –apenas y
podía contener la risa.
- ¡Sí!, ¡En serio!,
¡NO MIENTO!
- Ajá, y yo soy Harry
Potter y vuelo en mi escoba mágica –dijo Matt en tono sarcástico.
- Muggle –le dije-
¡George es real!, es justo como lo imaginé, un sueño hecho realidad.
- Tendré que
comprobarlo yo mismo, ahora mismo salgo para tu casa.
- No, no estaré,
quiero decir que no estaremos, iremos a cualquier sitio, mejor te veo en el
café de la Calle 13, ¿te parece?.
- Está bien allá nos
vemos dijo desconcertado.
- Colgué y en ese
momento regresé al lado de George.
-Pensé que tardarías
toda una eternidad- dijo molesto.
- Disculpa, pero era
necesario, ¿nos vamos?
- Sí, pero ¿a dónde
iremos?, no quiero ir a un lugar común y corriente.
- Te encantará –hasta
yo misma dudaba de eso-.
- Vamos entonces, no
me hagas esperar –dijo-.
Llegamos a una Bahía
llamada Collinwood, uno de los pocos lugares donde podíamos estar a solas,
fuera del bullicio de la ciudad.
- ¿Qué
te parece? Pregunté a George.
- Nada
mal, aunque yo quería conocer la ciudad, no una simple Bahía sin chicas lindas,
solamente tú.
En
ese momento no comprendí lo que quiso decir con –solamente tú-, estaba tan
emocionada de estar con él que no me importó nada más; más tarde recordando sus
palabras me dí cuenta que fue cruel de su parte decir algo así. Pasamos un rato
más en la Bahía mirando el inmenso cielo gris, yo tan excitada por lo que
estaba sucediendo que no me percaté de que aborrecía ese lugar y dije:
- Quede
de reunirme con un amigo en un café que no está muy lejos de aquí.
- ¡Vámonos!
No soporto más este lugar.
Partimos
rumbo al café de la Calle 13 donde Matt nos esperaba, nunca había pensado que
es un buen amigo, desde que nos conocemos ha sido un fiel y gran amigo. Cuando
caí, é me ha levantado, me da ánimos en mis momentos difíciles, gustamos de la
misma música, reímos como estúpidos por cualquier cosa. Sin duda, no lo
cambiaría por nadie en la faz de la tierra.
- ¡Habla,
Matt! –le dije, mientras lo abrazaba.
- -¡Hola,
tonta! ¿y bien? Me guiñó el ojo.
- -
Ah, disculpa, él es… en ese momento me interrumpió.
- George,
George Morrison –dijo en un tono algo prepotente-
- -
Matt Jackson-dijo- al momento que extendía la mano.
- ¿Vamos
a entrar o qué?- Dijo George rechazando el saludo de Matt.
- ¿Entramos?
–dijo Matt- dirigiéndose a mi.
- -
¡Vale! Respondí.
- El
lugar estaba repleto de chicos escandalosos, gritando, riendo y algunos
discutiendo, los más extremos llorando, así eran los domingos, el único día en
que se reunían por la tarde pues el resto de la semana era de escuela.
- -Miren,
ahí está una mesa libre, dijo Matt.
- -Abran
paso, yo voy delante –nuevamente prepotente George-.
Nos
sentamos y esperamos a que nos tomaran la orden entonces:
-Así
que eres el personaje de un libro ¿no? Mencionó Matt refiriéndose a George.
-
Exacto, el mejor de todos los personajes de ese libro de porquería.
-¿Personajes
de porquería? –interrumpí-, a mi no me lo parecen, todos son maravillosos.
-Bien,
no lo son, pero yo soy el mejor de todos ellos –dijo un tanto molesto.
-
¿Les puedo tomar su órden? Preguntó amablemente la mesera.
-
Hola, claro, uhm, quisiera ordenar una soda, papas fritas y una hamburguesa por
favor- dijo Matt.
-Yo,
solo una rebanada de pizza y un frapé por favor, mencioné.
-Yo,
solo quiero tu número preciosa, -dijo George- con enorme coqueteo, cosa que no
me agradó en lo absoluto.
-¿Perdón?,
contestó la mesera un poco avergonzada.
-
Sí, lo que oíste, tu número.
-Lo
siento, tengo novio- contestó la mesera para tratar de terminar esa
conversación lo antes posible.
-
Podemos cambiar eso, solo es cuestión de charlar un par de minutos y ¡listo!
-
Disculpen, en un momento les traigo su orden- dijo la chica alejándose rápidamente
de nuestra mesa.
-
Ella se lo pierde, dijo George, hay muchas chicas por todas partes que se
morirían por estar conmigo.
-
Sí, claro me dije a mí misma, deseando que no fuera así.
Después
de cinco minutos, la mesera llegó con nuestra órden y la entregó sin pronunciar
palabra. Por fin hubo un momento de tranquilidad aquel día, comimos tranquilos,
bueno, Matt y yo –George seguía impaciente-.
Cuando
terminamos, George nos gritó –cosa que nos puso los pelos de punta a todos los
que estábamos allí-.
- ¿Ya
terminaron? ¡Maldición! ¡Levo horas esperándolos!
- Tranquilo,
amigo, dijo Matt, tocándole el hombro –
le contestó retirándole la mano con señales de asco.
- Vámonos,
por favor, le supliqué a Matt para evitar una pelea.
- Está
bien, pero eso no quita que quiera golpearlo en cualquier instante, dijo Matt
en tono sumamente amenazador.
No
quería que lo golpeara, a pesar de que era una patán y egocéntrica cosa de la
cual me dí cuenta demasiado tarde.
Vagamos
por un buen rato hasta que anocheció, Matt seguía furioso el pobre.
-Matt,
creo que sería mejor que regreses a casa, ya es muy tarde y mañana hay escuela.
Examen
de matemáticas –dijo- es mañana,
¿Qué?
¿Es mañana?
- Sí,
¿no te acordabas? ¡oh, no! Dime que estudiaste, por favor dime que sí.
- ¡No!
¡Maldición! ¡Estoy muerta! –dije con un
tono aterrador- tomé del brazo a George y salí corriendo rumbo a casa.
- -Suerte
– me dijo Matt con un tomo que apenas pude percibir.
Corrimos
hasta llegar a casa, no tue tiempo de siquiera respirar, tomé mis libros y a
repasar exaltada y nerviosa. Le pedí a George que me despertara a las 7:00 a.m.
para llegar a tiempo a la escuela.
- Claro,
claro, ahora déjame dormir, refunfuñó.
Pasaron
horas, ni siquiera me detuve a mirar el reloj, no me percaté en que momento me
quede dormida, tal vez serían las 3:00 a.m. y lógico, no escuche la alarma.
¡Demonios!
¡El examen! Y me levanté de golpe.
-¡GEORGE!
Le grité, pero estaba tan profundamente dormido que ni se movió.
¡Despierta!,
la escuela cierra a las 7:30 ¡VAMONOS!
Tenis,
playera de Michael Jackson, unos jeans y listo.
-¡GERGE!,
le grité una vez más y por fin despertó.
¿Qué
quieres?, ¡déjame dormir! –respondió-.
-¡ME
VALE! ¡VAMONOS! ¡NO PUEDES QUEDARTE AQUÍ!
Ok,
ok, dame solo cinco minutos para arreglarme, ¿no pretenderás que tooodas las
chicas me miren en estas fachas, verdad?
-Cinco
minutos, ¡no más! –Dije molesta- bajé corriendo las escaleras, tomé un jugo, un
par de galletas, me peine y ave los dientes, todo en 3 minutos.
-¡GEORGE!
-Ya
voy, ya voy.
Salimos
corriendo rumbo a la escuela, 7:23 ¡demonios! Sólo 7 minutos.
-¡Corre,
George, corre! Es nuestra última oportunidad, ¡ya casi!
El
recorrido de mi casa a la escuela era de 20 minutos, ahora lo tendría que
recorrer en solo 5.
¡No
fue capaz de despertarme! Por su culpa vamos tarde, mientras me esforzaba por
llegar pensaba ¿y si no aplico examen? ¡no! Eso no, sería fallarle a mis padres
que habían confiado en mí, dejándome sola por creerme responsable.
¡Por
fin! La entrada estaba frente a mí, solo dos pisos y llego. Mis piernas no me respondían
pero mi mente estaba solo en el examen, no reprobaría, no les fallaría a mis
padres y no estaría muerta. ¡Llegué al último piso! Y justo frente a la puerta
del salón ¡PLAFF!, el Sr. Callahan la cerró en mi cara.
-¡NO!,
grité, pero era demasiado tarde, toqué la puerta varias veces pero fue inútil.
¡Mis padres! ¿Qué les diré?
-¡ M
i r e n, q u i e n s e q
u e d ó f u e r a ¡ dijo George
burlonamente.
-¿A
caso te importa? ¡Todo ha sido tu culpa! ¡Te quedaste dormido!
-
Oye, oye, llegar tarde si fue culpa mía, pero ¡pudiste haber estudiado antes!
En
eso tenía razón, debí haber estudiado en lugar de estar imaginando
estupideces.No tenía caso seguir fuera del salón de clases así que dí media
vuelta y regresé a casa a dormir y pensar una buena explicación para mis
defraudados padres.
Al
llegar a casa, me dí cuenta que solo llevaba un tenis, debí perderlo mientras
corría, pero eso era lo de menos, la puerta de la casa estaba abierta.
-¿Cerraste
la puerta George?
-No,
esa era tu responsabilidad, no la mía.
-¡Oh,
no!
Con
miedo entramos por fin a casa, ¡NO! ¡NOS ROBARON! Seguro que es una pesadilla,
me decía a mi misma, mientras las fuerzas me faltaban.
¡Tenemos
que hacer algo George!
-Mi
respuesta es ¡NO!, disculpa, pero estoy muuuy cansado como para ayudarte.
¡GRACIAS,
GEORGE!
Tristemente,
empezaba a darme cuenta que él no era lo que tontamente había soñado, se estaba
volviendo mi peor pesadilla y él ¡O D I O S O!
Le
envié un texto a Matt pidiéndole su ayuda
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Cada
segundo, se volvía una eternidad, contaba los minutos para que Matt llegara y
me ayudara a resolver esta pesadilla de una vez por todas.
Casi
sin aliento llegó Matt y dirigiéndose directamente a mi pregunto ¿éstas bien?
¿te ha ocurrido algo malo? ¿Dónde está el imbécil de George?
-Cálmate
Matt, estoy bien, y George no es ningún imbécil.
-¡Otra
vez con lo mismo! ¿Por qué lo defiendes tanto? ¡Es un engreído!
-
No, Matt, solo quiere llamar la atención pero no es una mala persona.
-
Mira, dejemos ese tema ¿vale?
-
Vale, solo ayúdame a salir de esta.
-¿Qué
harán? ¿terminaran de vaciar la casa? Por que tanto escándalo, si solo es ¡una
pociga!
-
Con todo y que su tono me exaspero, tenía razón y además ¡vacia!
-
¿Puedes dejar de decir estupideces? Mejor ven, ayúdanos.
-Ammm,
no, háganlo ustedes yo estoy muy cansado, es más creo que iré a tomar una
siesta.
¡Eres
un…..!
- ¡Matt!
Grité
- ¿Qué?
- -Déjalo
tranquilo.
- ¿Qué?
Él ha tenido la culpa de lo malo que te ha sucedido desde que salió de ese
maldito libro, y me dices que ¿lo deje tranquilo?, con gusto, solo déjame
golpearlo y todo estará bien.
- ¡No!,
no dejaré que lo golpees, lo puedes lastimar.
- ¿Sabes?
¡Estoy harto! ¡Quédate con él! Creo que no me necesitas, ¡ADIOS, MEJOR AMIGA!
Salió
de mi casa y por si no fueran pocas mis desgracias, al cerrar la puerta fue
tanto el coraje con que lo hizo que la puerta ¡SE CAYO!.
Enseguida
escuche bajar por las escaleras a George, que muy cínicamente me dijo:
-Bueno,
aquí se acabó la diversión, ¡me voy!
-¿Cómo
que te vas?
-
Sí, debo admitir que no fue lo que yo esperaba, no cumpliste con mis
expectativas, así que me iré.
-¡George
tu no puedes! ¡Quédate conmigo, por favor!
- Lo
siento, esto se está poniendo aburrido, ¡me voy!
Y
salió por…. Bueno por donde se suponía que estaba la puerta, dejándome sola, al
igual que Matt.
¡Completamente
sola! En menos de una hora, perdí a Matt, reprobé matemáticas, el estúpido de
George me había abandonado, ¿qué más podría pasarme?
De
pronto todo era confuso, escuchaba voces dentro de mi cabeza y caí al suelo.
- ¡Despierta!
- ¿Quién
es?
- ¡Despierta!
- ¡Aléjate
de mí!
- ¡Caramba,
despierta!
- Comencé
a gritar y en ese momento abrí los ojos, ¡era mi Madre!
- ¿Qué
te pasa?
- -Mamá,
¡fue horrible!
- ¿De
qué me hablas?
- La
casa… el exámen, Matt, por favor perdona no fue mi intención….
- ¿De
qué hablas tonta?
- Al
terminar de contarle todo lo que había sucedió, ella solo atinó a soltar
tremenda carcajada, ¡qué tonta me sentía!
- Creo
que todo fue un sueño, cálmate.
- ¿De
verdad?, ¿sólo un sueño?
Corrí
a tomar el teléfono y llamé a Matt, ahora sabía que el realmente siempre sería
mi único y mejor amigo.
¡PERSONAJES
FICTICIOS, BAH!
Pamela
Gómez
Agradecimientos:
Prof.
Néstor Castañeda, gracias por guiar paso a paso el proceso de ésta antología.
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